Todos los fanáticos de la publicidad recordamos con humor y admiración aquel anuncio que Volkswagen rodó para promocionar su modelo Passat 2012; el spot se emitió durante la retransmisión del Super Bowl XLVI, amplificando su grandeza. Disfrutemos:
La gran mentira
«La hemos cagado por completo» es la traducción literal al castellano de las primeras declaraciones que Michael Horn, jefe de Volkswagen en Estados Unidos, pronunció en un acto el pasado lunes 21 de septiembre, tras el reciente escándalo. La razón es ignominiosa: la empresa reconoce que instaló de forma deliberada un software para embaucar los controles medioambientales y evitar los límites impuestos a las emisiones contaminantes; por ejemplo, en Estados Unidos algunos modelos exceden hasta un 40% lo permitido. La tramposa maniobra afecta a once millones de coches diesel en todo el mundo. Poca cosa.
El Dr. House, un célebre personaje de la televisión en la década de los 00’s decía, «Todo el mundo miente, la única variable es sobre qué» parece que tenía razón. La verdad siempre brota, muchas veces por casualidad, como es el caso: Peter Mock, director del grupo medioambiental Clean Transportation, inició el año pasado una investigación para demostrarle a los Gobiernos Europeos que sus controles de gases contaminantes son más laxos que en los Estados Unidos; su objetivo era conseguir mejorar dichas pruebas y obtener coches diésel más limpios en la Unión Europea. Cuando comenzó el análisis de los modelos Volkswagen, Mock se llevó una grandísima e inesperada sorpresa. Después de que el equipo de investigación corroboró que las cifras no eran erróneas -algunos modelos sobrepasan un 20% y otros hasta un 40% los límites-, informó a la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés). La EPA abrió un expediente de investigación en mayo de 2014; hace unos días la bomba hizo BOOM.
Quien iba a decir que aquel memorable anuncio sería una irónica premonición para su marca, cuya crisis los tiene hoy en el «lado oscuro de la fuerza». Teniendo serias consecuencias económicas, todavía no estimadas, y abriendo una grieta en el valor y la reputación corporativa de la marca.
¿La crisis del automóvil?
Siendo muy honestos, cualquiera de nosotros hubiera esperado una situación como esta de casi cualquier fabricante, pero casi ninguno de Volkswagen; compañía que ha demostrado durante décadas una imagen honorable, de fiabilidad y excelencia industrial enmarcada en un comportamiento intachable.
La crisis de reputación que está sufriendo la compañía alemana de automóviles más importante del mundo puede ser perdurable y peligrosa. Se trata de una situación tan virulenta, que en el peor de los escenarios podría contagiar a otros fabricantes del sector. Poniendo en tela de juicio el modelo energético que sostiene a la industria automovilística actual.
El juicio anterior es, sin duda, agorero y desmesurado; sin embargo, puede transformarse en realidad si esta crisis se convierte en la excusa perfecta para que algunos Gobiernos, interesados en fuentes de energías alternativas al petróleo; busquen de forma implacable otro tipo de fraudes incuestionables que justifiquen el movimiento indómito hacia el establishment del coche eléctrico.