Nos guste o no, formamos parte de un universo digital en constante expansión, sujeto a nuevas funciones, aplicaciones, dispositivos y exigencias que se renuevan día a día. Fruto de la adaptación a ese entorno nace el consumidor 3.0, el usuario que demanda una constante mejora de la industria digital que forma parte de su vida cotidiana.  

Este nuevo usuario es una evolución del consumidor 2.0, aunque comparte con este último el estar constantemente conectado  y por ende, informado.  La diferencia fundamental entre estos dos consumidores es que el  3.0 es consciente de las principales problemáticas sociales, sintiéndose parte integrante e intentando aportar soluciones de mejora.

Un ejemplo:  el cuidado medioambiental, una de las principales preocupaciones del consumidor 3.0. Pero  todo ello sin renunciar a la eficacia y rapidez digital, características que ya ha interiorizado.

 

La rapidez y eficacia que han creado hábito

 

Las compras online experimentaron un auge considerable consecuencia de la imposibilidad de salir de casa. Esta circunstancia aumentó sobremanera la demanda del sector y las consiguientes entregas. El consumidor 3.0 no tardó en interiorizar  este método de compra, y prefiere mantenerlo a pesar de la relativa vuelta a la normalidad.  No es extraño el auge experimentado a partir de entonces en negocios online pertenecientes a todos los sectores, como los productos de alimentación frescos.

A su vez, estos servicios digitales se ven en la obligación de ofrecer la comodidad y rapidez a las que el consumidor 3.0 se ha habituado. O mejor dicho: más que un hábito es una exigencia a la que las tiendas en línea deben ser capaces de dar respuesta.  

Así, y como herramienta para agilizar las modalidades de atención al cliente, algunas tiendas físicas han incorporado asesoría por videollamada. Igualmente han surgido nuevos modelos de venta a través de las redes sociales, que actúan como escaparates, e influencers que hacen la función de vendedores. 

La exigencia del consumidor 3.0 no se limita a los  productos y servicios sino a la forma de realizar pagos decidiendo  cómo y con qué van a pagar. Esta particularidad ha servido para desarrollar  y mejorar  las plataformas de pago, siendo incluso más seguras que antes. Métodos de pago seguro como Instant Credit, cumplen  con todas las garantías necesarias en cuanto a seguridad y  transparencia  se refiere, para tranquilidad tanto del comprador como del vendedor.

 

Hiperconectado e hiperinformado

Para el consumidor 3.0, tanto el móvil como las redes sociales son parte integrante de su vida cotidiana. Estas  dos vías de conexión se tienen muy en cuenta en las estrategias de negocio, de manera que los nuevos consumidores estén siempre presentes y lo tengan más fácil que nunca para hacer una compra a partir de un clic

Pero el catálogo cada vez más amplio que ha supuesto el crecimiento del eCommerce, también implica una mayor toma de conciencia al  realizar compras. Ahora resulta más fácil para el consumidor acceder a distintos precios y modalidades de producto o servicio.

También los procesos de envíos y devoluciones son considerados con más interés por el consumidor, por lo que las tiendas  deberán estar igualmente a la altura en este sentido. Por lo que parece, el consumidor  3.0  es un reto que mejora no solamente la experiencia de compra de compra, sino el servicio de los negocios.

Lectora voraz desde que era niña, aprendí pronto a contemplar el mundo con la mirada entre curiosa y soñadora de quienes aman los libros.