La inteligencia, el lenguaje o la capacidad de razonar sobre nuestra propia existencia, son rasgos evolutivos muy importantes de nuestra especie. Tomar conciencia de dicha evolución: histórica, social o cultural, nos enfrenta a la construcción de perturbadas sociedades modernas, deshumanizadas, cimentadas en complejos sistemas económicos abyectos y desiguales. Realidades que podríamos resumir con la desafortunada palabra, progreso.

Imaginemos a Aristóteles, Newton, los hermanos Wright o Picasso tomando una pastillita todos los días para incrementar sus capacidades cognitivas. Es una suposición trivial. Sin embargo, resulta interesante imaginar qué pensarían estos genios ante una alternativa semejante.

Los nootrópicos la droga de Silicon Valley

Confieso que este asunto me sigue resultando escalofriante; pero despertó en mí tal curiosidad, que tuve la necesidad de continuar investigando. La información que fui descubriendo me incitó a compartirla, sumada a una serie de ideas y cuestionamientos que surgieron poco después.

Se puede leer en un artículo publicado hace unas semanas por elconfidencial.com, “La palabra nootrópico -proveniente del griego «nous» (mente) y «tropos» (dirección)- fue acuñada en 1972 por el psicólogo y químico rumano Corneliu E. Giurgea, que en 1964 había sintetizado el Piracetam, que sigue siendo hoy el principal componente de este tipo de fármacos”.

Resulta que, desde hace algunos años en los despachos de Silicon Valley -California, EE.UU- se ha puesto de moda entre sus ejecutivos y altos cargos tecnológicos, incluir entre su dieta el consumo de ‘suplementos dietéticos’ y fármacos conocidos como nootrópicos.

Los nootrópicos son también conocidos en el argot de las Startups como ‘drogas inteligentes’. Su consumo tiene como objetivo mejorar el desempeño laboral y profesional. Estas sustancias parecen mejorar algunas de nuestras funciones cognitivas, como la memoria, la concentración, la clarividencia o la resolución de problemas.

Además de lo útil que podrían resultar en el trabajo ejecutivo, el liderazgo y la toma de decisiones, cuenta con otros beneficios aparentes: estar exentos de provocar daños orgánicos serios, efectos secundarios significativos o generar adicciones. Un sueño hecho realidad.

Leyendo otro artículo publicado por bbc.com, me encuentro con las declaraciones de una persona metida en el ajo: “Cuando descubrí las drogas inteligentes me di cuenta de que podían ser útiles para el tipo de tareas mentales que tenía que hacer en mi trabajo diario. En nuestra sociedad la palabra droga tiene connotaciones negativas. Las drogas que yo tomo tienen efectos fisiológicos beneficiosos”. Son palabras de Jesse Lawler, programador informático residente en Los Ángeles -California- que consume estas sustancias, y que además, produce y presenta el podcast Smart Drug Smarts. Juzguen ustedes mismos.

En este último artículo que menciono, también me encuentro con la opinión de Lucien Thomson, profesor de neurociencia de la Universidad de Texas en Dallas. El profesor pone en duda la eficacia de muchos de los nootrópicos y sentencia: «… los estudios llevados a cabo no son concluyentes”. Vaya, no todo son buenas noticias -menos mal-.

Thomson afirma, “Muchos de los sistemas de neurotransmisores que conocemos y que están involucrados en la memoria también participan en otros procesos, así que si se toma algo para mejorar la memoria se estarán afectando otras funciones cerebrales, con efectos impredecibles.” Y remata: “La mejor estrategia para mejorar las funciones cognitivas es mantener una buena salud física. Sabemos que la plasticidad del cerebro mejora con el ejercicio. La gente desafortunadamente lleva un estilo de vida sedentario y esperan solucionarlo con una pastilla, lo que es absurdo”. Parece que no es oro todo lo que relumbra. 

No es ninguna broma. Algunos de los fármacos que utilizan son prescritos para el tratamiento de enfermedades como la demencia o el Alzheimer; por ejemplo el Adderall, que se prescribe para tratar trastornos como la hiperactividad y la narcolepsia. Es imposible no pensar que estos sujetos están jugando a la ruleta rusa. 

El asunto ha tomado tal velocidad en los Estados Unidos, que sus adeptos intercambian las investigaciones caseras que realizan en grandes comunidades online como Longecity o Reddit. Por si fuera poco, algunos de ellos fabrican sus propias píldoras mezclando diversas sustancias, como los racetamos y complementos nutricionales como la L-teanina –aminoácido del té– o la colina –un nutriente que aumenta la síntesis y liberación de acetilcolina en las neuronas–. La propagación y el aumento exponencial de la ‘información’ es muy relevante. 

¿Dónde están los límites?

Más allá del efecto en la salud pública que este tipo de prácticas podrían causar, cuyos efectos secundarios pueden ser terribles, y hasta ahora, desconocidos a medio y largo plazo. Existen una serie de cuestionamientos morales y éticos con los que me gustaría terminar:

  • ¿A dónde nos conduce un mundo gobernado por personas que dependen de cierto tipo de drogas o sustancias para hacer bien su trabajo?
  • ¿Buscamos mayor inteligencia colectiva o más competitividad?
  • ¿Cuál es el desequilibrio social y económico que podría suscitar el libre acceso a este tipo de sustancias?
  • ¿Los Gobiernos del mundo deberían estar involucrados? De ser así ¿de qué forma?
  • ¿Cuáles son los retos de la humanidad ante la inminente inmersión ‘legal’ y consentida de la química, la electrónica, la biónica o la robótica en nuestros procesos biológicos?

¿Ustedes que piensan? Yo por mi parte, en algún tiempo razonable volveré aquí para responder a estas mismas preguntas. Por el momento, lo más recomendable parece ser no internarse en el mundo de los nootrópicos, solo por si las moscas… 

Con 20 años de experiencia en la promoción de negocios y planificación de estrategia de marca en Internet, dedicado especialmente a la parte de dirección de proyectos y equipos. Ha centrado su carrera en liderar equipos multidisciplinares dedicados al Marketing Online y el desarrollo de negocios en Internet, la consultoría estratégica y su dirección táctica. Le apasiona el campo de la formación, tanto a equipos de trabajo, empresas como a formación de tipo académico con experiencia como profesor en varias universidades y escuelas de negocio. Su mayor pasión es correr: es corredor de Ultra Fondo en montaña, parte del equipo de X-Bionic, marca que le esponsoriza desde 2018. Cuando corre el mundo desaparece y todo parece aclararse en su cabeza. Correr durante días, a cotas altas, entre bosques y laderas, para él significa paz, diversión, entrega y profunda satisfacción. Escritor aficionado, le gusta jugar con las palabras para esconder, tras ellas, mensajes ocultos y nuevos significados que, tal vez, hagan aflorar algún sentimiento en quien las lea, si es que alguien lo hace. Padre bobo, de los que siempre dijeron no querer hijos, ahora enamorado, o más bien hipnotizado por su hija. Y marido apasionado, enamorado como el primer día, o más incluso, agradecido por haber encontrado la paz y el amor de su vida en la misma persona.

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