El otro día en una charla, alguien me habló del concepto paternidad responsable donde básicamente uno debe preguntarse si está preparado para traer una criatura al mundo con todas las responsabilidades que ello conlleva: ser capaz de educar a esa persona que viene al mundo, ser capaz de darle una vida digna, etc…
Trazando una linea comparativa, en el mundo del desarrollo de negocio nos encontramos muchas veces con algo parecido donde el bebé sería el proyecto y el padre el emprendedor.
Así pues, ¿es responsable arrancarse con el desarrollo de un proyecto sin antes estudiar sobre él, documentarse, analizar competencia, saber viabilidad y, para mi lo más importante, sin que tú sepas controlar el mismo?
Una vez superada esta fase, (que no es fácil), y donde el emprendedor decide «dar a luz» a su proyecto de forma responsable (o no) viene el desarrollo en sí, que es en lo que nos vamos a centrar.
Al igual que para un proyecto de negocio global, hay que saber hacer un desarrollo responsable de un proyecto tecnológico. Muchas veces caemos en la tentación de querer imitar a la competencia sin pararnos a pensar el porqué hacen las cosas o en el creer que algo no funciona «porque no tenemos todo el proyecto desarrollado».
El desarrollo responsable se basa en hacer un buen análisis y fasear el proyecto de la mejor manera posible, saber diferenciar entre las funcionalidades clave y que van a definir si el proyecto tiene camino por delante o no, antes de las funcionalidades secundarias que van a dar perfección al proyecto pero que no son indispensables en su crecimiento inicial.
Volviendo al símil del bebé, al principio hay que alimentarlo con leche, y después ir añadiendo a su nutrición otros tipos de alimentos, pero la leche al principio ha sido fundamental ¿no? Pues en nuestro proyecto tecnológico es algo parecido tanto por capacidad de inversión, como por capacidad de reacción ante cosas que haya que cambiar con el tiempo… La diferencia es que el bebé es para toda la vida, aunque el proyecto también queremos que lo sea, ¿no?

Toni estudió Ingeniería Técnica en Informática de Sistemas en la UAB. Sus prácticas empezaron en una pequeña tienda de informática de Terrassa pero, a la semana, tuvo una oferta para prácticas de desarrollador web en una empresa muy pequeña, un Autonómo, su mujer y él. Eso era el año 2004, y ahí empezó una carrera de pasión sobre el mundo web e Internet que le llevaron a acabar fundando Somos Sinapsis en 2013 junto a Nicola Picasso. Sin duda, hoy en 2020 es una de las mejores decisiones de su vida y, aunque ya programe poco o nada, su conocimiento de desarrollo le ayuda día a día en su actividad.

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