Dentro del mundo de la fotografía se denomina exposición a la cantidad de luz que llega a la película o al sensor de la cámara. La luz atraviesa la lente dirigiéndose al sensor de la cámara durante un instante concreto. Esa cantidad de luz será la que determinará la apariencia final de la imagen. La intención principal de la exposición fotográfica es captar imágenes con una luz apropiada para recoger en ella todos los detalles de luces y sombras.
Dentro de la exposición podemos apreciar tres tipos diferenciados que son los siguientes:
- Sobreexposición. Cuando el sensor captura demasiada luz producirá un efecto conocido como sobreexposición. Esto dará lugar a que la imagen aparezca quemada y sin información en las zonas más claras de la fotografía.
- Subexposición. Cuando el sensor de la cámara no es capaz de absorber la suficiente luz produce un efecto llamado subexposición. Esto provocará una falta de información en las zonas más oscuras de la fotografía.
- Exposición correcta: La fotografía recoge la cantidad de luz apropiada para representar escrupulosamente la escena fotografiada.
La sobreexposición y la subexposición pueden ser atenuadas o prácticamente solucionadas con el uso de un aparto llamado flash. Con el recibiremos la luz necesaria para realizar una fotografía. El destello que produce también es conocido con el mismo nombre. Existen dos tipos de flash:
- Flash incorporado. La gran mayoría de las cámaras cuentan con un flash incorporado que no se puede extraer.
- Flash externo. Este tal y como indica el nombre no viene incorporado dentro de la cámara. Se puede colocar en la zapata de la cámara o lejos de ella disparándolo de forma remota.